02 diciembre 2008

ENTREVISTA: ANISH KAPOOR Escultor "Ando en busca del no-objeto"

El arte islámico prohíbe la representación de seres vivos y en el cristiano abundan. La intervención del escultor angloindio Anish Kapoor (Bombay, 1954) en la sala Sahrq al-Andalus, dentro del monasterio de las Claras, en Murcia, parece combinar ambos preceptos. Un gran espejo cóncavo compuesto de celdillas octogonales refleja claramente en las mínimas superficies al espectador que se aproxima. Si da unos pasos atrás sólo verá el efecto óptico de formas geométricas. Islamic Mirror es la primera de una serie de obras en el espacio público que ha iniciado la Consejería de Cultura de la región y la Fundación Bancaja. La pieza, que permanecerá en este emplazamiento hasta el 10 de enero, alude al tránsito formal, matemático y geométrico entre el cuadrado y el círculo. Un problema que ha preocupado históricamente a la ciencia, el arte y el misticismo, según la comisaria de esta muestra, Rosa Martínez. El artista, que no pudo asistir a la inauguración contestó a esta entrevista por e-mail.

Pregunta. La instalación Islamic Mirror se presenta como una precisa y poética síntesis de geometría y espiritualidad. ¿Cómo ha llegado a la concepción de esta pieza?

Respuesta. Islamic Mirror surge de un largo proceso en el que he venido trabajando con espejos cóncavos. Este tipo de espejos reflejan el mundo de forma invertida. El hueco se convierte en un espacio lleno de reflejos y no simplemente en un espejo curvo. Se trata de una realidad perceptual y física. Islamic Mirror procede del estudio de las matemáticas islámicas y la repetición de dibujos. Cada uno de los pequeños espejos es plano, y por lo tanto refleja una imagen que se corresponde con la real. Sin embargo, como superficie continua, la obra da una imagen invertida. De esa forma, Islamic Mirror refleja a la vez la imagen en posición normal y al revés.

P. ¿Qué cualidades de los espejos le interesan más para su obra: el reflejo del espectador (y su complicidad), la invisibilidad, la frialdad...?

R. Los espejos son objetos muy complejos. Durante muchos años realicé formas cóncavas muy oscuras. Creaban espacios "llenos" de oscuridad. Los espejos cóncavos con los que he trabajado están llenos, de la misma forma, de esa cualidad especular. Ando en busca del no-objeto. En los espejos me interesa su calidad de material no objetual.

P. Suele hacer estudios sobre la percepción de la escala para cada una de sus obras. Tanto el efecto físico como el psicológico. Creo que usted ha hablado en alguna ocasión de "escultura mental". ¿Qué quería decir?

R. La escala lo es todo en escultura. No temo hacer piezas grandes pues la enormidad es una de las herramientas de la escultura. Citando a Barnett Newman, la escala es cuestión de contenido, no de tamaño. Por eso es importante tener en cuenta el significado y el sentido de una pieza que nos seduce con su poesía. Como creo profundamente en la idea del no-objeto, puedo concebir una obra que exista sólo en la imaginación.

P. La experiencia al ver su obra suele despertar una reacción emocional inmediata en el espectador. ¿Despertar esas reacciones es algo que usted planifica en sus obras?

R. El espectador tiene que manejar su propia emocionalidad. Mi trabajo es sólo provocarla. El arte puede tener el poder de crear cierta intimidad y me interesa crear obras que establezcan una relación íntima y formal con el espectador.

P. Memory, la nueva escultura que inauguró este fin de semana en el Guggenheim de Berlín, ocupa -obstruye- casi por completo una sala. ¿Qué es lo que más le interesa en la relación entre escultura y arquitectura?

R. Memory es en cierto modo una "escultura mental". Sólo permite una visión restringida de sí misma y del espacio en el que se encuentra. Para poder tener una imagen total de ella hay que reconstituir tres perspectivas distintas. Ya hice algo relacionado con esto en mi instalación titulada Marsyas en la Sala de Turbinas de la Tate Modern, donde nadie podía tener una visión completa de la obra, y el objeto parecía mayor que el espacio que ocupaba.

Fuente: EL PAÍS

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